Enfermedad crónica del hígado que consiste en la degeneración y destrucción progresivas del tejido hepático normal y su sustitución por tejido fibroso. La pérdida de tejido funcionante conduce a alteraciones de la coagulación con hemorragias, aumento de presión en la vena porta, que causa acumulación de líquido en el abdomen (ascitis o hidropesía) y varices en el esófago, que pueden romperse y sangrar profusamente. La acumulación de amoniaco en la sangre produce alteraciones del cerebro, con somnolencia y desorientación, incluso demencia (encefalopatía hepática).
El alcoholismo es el origen más frecuente de esta enfermedad, pero también se pueden citar como causas las hepatitis, la patología obstructiva de la vía biliar por piedras o tumores, la fibrosis quística y las alteraciones del metabolismo del hierro y del cobre, con depósitos hepáticos de estos minerales.
Los enfermos pueden no presentar síntomas en los primeros estadios de la enfermedad y luego comienzan a padecer anorexia, adelgazamiento y cansancio. Aparecen náuseas y vómitos, que a veces son de sangre por causa de las varices esofágicas o por trastornos de la coagulación. La ictericia es un síntoma constante con prurito asociado. Se puede producir un almacenamiento de líquidos en el abdomen llamado ascitis, con la consecuente hinchazón, y aparecen pequeñas vasos en la piel en forma de araña (arañas vasculares). Los varones sufren impotencia y aumento de las mamas. Algunas enfermedades hepáticas de tipo autoinmune sobrevienen durante el embarazo.