Se basa en los síntomas y en la exploración física, en la que se palpa un hígado duro que puede estar aumentado o disminuido de tamaño, además de apreciar ascitis, arañas vasculares y la piel y las mucosas amarillentas.
En la analítica se aprecian anemia, alteraciones de la coagulación y disminución de la albúmina en sangre. Pueden elevarse la bilirrubina y las enzimas del hígado (transaminasas). Si aparece una encefalopatía, se aprecia amoniaco en sangre.
Diagnóstico por imagen
La radiografía simple de abdomen muestra un aumento de la silueta hepática y la ecografía abdominal evidencia una desestructuración del hígado y un bazo grande. Las varices esofágicas se pueden estudiar mediante una radiografía de contraste y se visualizan realizando una endoscopia.
El diagnóstico definitivo se obtiene a través de una biopsia hepática mediante la observación alterada de los tejidos hepáticos. Es una prueba complicada.
Son enzimas del hígado que catalizan reacciones químicas en las células en las cuales un grupo de amino es transferido de una molécula donadora a una molécula receptora.