El consenso de la Sociedad Europea para la Nutrición Enteral y Parenteral de los pacientes con enfermedad hepática recomienda para el enfermo cirrótico aportar al paciente hasta 1,2-1,5 g de proteínas/kg/día para lograr un balance nitrogenado adecuado. El beneficio que se obtiene con un aporte de proteínas en la dieta es escaso.
Es necesario modificar el régimen alimentario para prevenir la malnutrición y el patrón de ayuno en estos pacientes. Deben hacer comidas frecuentes durante el día e incluir una merienda durante la noche, y se han de utilizar preparados complementarios enriquecidos con aminoácidos de cadena ramificada, libres de aminoácidos aromáticos, combinados con glucosa e insulina, para disminuir la degradación proteica.
Existen evidencias de que numerosos aminoácidos no esenciales se convierten en esenciales en los pacientes cirróticos y, por tanto, deben tenerse en cuenta para confeccionar dietas equilibradas.
La alimentación del cirrótico varía según su enfermedad se encuentre compensada o descompensada, o si presenta complicaciones: encefalopatía hepática, ascitis, hemorragia digestiva y síndrome hepatorrenal.
Hormona anabólica por excelencia que permite disponer a las células del aporte necesario de glucosa para los procesos de síntesis con gasto de energía.