Violencia de género - Lo fundamental - El ciclo de la violencia

La violencia se manifiesta de forma cíclica. Hay tres fases: fase de tensión, fase de agresión y fase de conciliación o "luna de miel". En la primera fase se suceden los insultos y las primeras muestras de violencia. El primer impulso de la mujer es calmar al hombre, evitar molestarlo. Aún cree que es capaz de controlar la situación. Pero la violencia irá en aumento, desembocando en agresiones físicas, psíquicas y/o sexuales. La descarga de agresividad alivia la tensión del hombre.

Después de descargar su agresividad, el maltratador se arrepiente y pide perdón. La mujer le cree cuando le asegura que no volverá a ocurrir y también está segura de poder cambiarle. Pero el ciclo se repite cada vez más frecuentemente y los momentos de arrepentimiento escasean.

El momento más duro para la mujer es reconocer que convive con un agresor. Hasta ese momento, se ve sumergida en una espiral de violencia que le hará sentir que enloquece. La tensión le producirá agotamiento y depresión. Puede sentir vergüenza por lo que vive, como si nadie más hubiera pasado por algo así. Cuanto más mantenga la situación, mayor será su inseguridad, su sentimiento de culpabilidad y más difícil le será tomar una decisión. Una vez asumido el maltrato y la necesidad de escapar de esa situación, se puede sufrir la persecución por parte de la pareja, que se niega a asumir el abandono. Muchas veces la situación acaba en un homicidio.

Poner fin a la violencia

El primer paso para acabar con el maltrato es contar lo que pasa y denunciar. Es bueno buscar ayuda, ya que sentirse comprendida le dará fuerzas para enfrentarse a la situación. Lo mejor es acudir a un centro especializado en mujeres maltratadas o, en el caso de que no exista, se puede dirigir a los servicios sociales o al ayuntamiento y hablar con una asistente social. Si existe agresión física, se debe acudir a un centro médico para evaluar las lesiones y pedir una copia del parte médico para entregarlo en la comisaría, el cuartel de la guardia civil o los juzgados de guardia. En muchas localidades se dispone de un Servicio Policial de Atención a la Mujer, donde son mujeres las que atienden las denuncias.

En el caso de que la mujer tenga miedo a una nueva agresión, pero tema dejar a sus hijos con el agresor, perdiendo su custodia, debe saber que tiene el derecho a dejar su casa sin que se considere abandono del hogar siempre que, en el plazo de 30 días, presente una demanda de separación o medidas provisionales en el Juzgado de Primera Instancia o de Familia. Hay abogados de oficio y centros gratuitos de asesoramiento a los que se puede recurrir en caso de falta de recursos económicos.

También existe la posibilidad de acudir a casas de refugio o acogida. Estas instalaciones se han creado pensando en acoger temporalmente a mujeres indefensas que necesitan terminar con una situación de maltrato y que, en muchos casos, temen por su vida y por sus hijos. En ellas encuentran protección y disponen del tiempo y la tranquilidad necesarios para asumir su nueva situación y plantearse su futuro. También encuentran asesoramiento jurídico e información sobre recursos públicos y apoyo psicológico.

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