Salud mental - En Profundidad - Trastornos mentales

Los problemas de salud mental son estados que implican alteraciones en el pensamiento, en el estado de ánimo y/o en la conducta. Cuando estos problemas revisten una cierta gravedad se convierten en enfermedades mentales.

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Las enfermedades o trastornos mentales se agrupan en diferentes categorías de acuerdo a los síntomas y las manifestaciones clínicas de cada una de ellas. A continuación, se ofrece una breve descripción de las más frecuentes.

Trastornos de ansiedad

Trastorno de pánico

Se considera que una persona presenta un trastorno de pánico cuando sufre cuatro o más ataques de pánico en un periodo de cuatro semanas. También se puede establecer este diagnóstico cuando la persona sufre menos de cuatro episodios de pánico en ese mismo lapso de tiempo, pero vive con el miedo frecuente o constante de sufrir otro ataque.

Las personas con trastorno de pánico presentan ataques recurrentes e inesperados: episodios de miedo e incomodidad extrema que comienzan en forma abrupta y aumentan rápidamente hasta llegar a un pico, normalmente en diez minutos. Los ataques de pánico se caracterizan por síntomas físicos como palpitaciones, sudor, temblores, falta de aire, sensación de ahogo, dolor torácico, náuseas, mareos, desorientación, miedo a perder el control o a morir, adormecimiento, escalofríos y sofocos. Igualmente, los ataques de pánico normalmente se acompañan de una sensación de peligro inminente y del fuerte deseo de escapar.

Trastorno obsesivo-compulsivo

Se caracteriza por la existencia de pensamientos negativos que se repiten constantemente y porque quien lo padece repite reiteradamente lo mismo para hacer desaparecer tales pensamientos.

A estos pensamientos o imágenes mentales negativos se les denomina obsesiones. Ejemplos de obsesiones son el miedo a los gérmenes, a tener un accidente, a hacer daño a otras personas y pensamientos perturbadores acerca de la religión o el sexo.

Trastorno de estrés postraumático

Es un trastorno de ansiedad que puede surgir después de que una persona ha experimentado un suceso traumático que le causó pavor, impotencia u horror extremo. El trastorno de estrés postraumático puede producirse como consecuencia de traumas personales (violación, guerras, desastres naturales, abusos, accidentes graves o cautiverio) o por haber presenciado un acto violento o trágico o tener conocimiento de él.

Trastorno de ansiedad generalizada

El síntoma principal es la presencia casi constante de preocupación o tensión, incluso cuando no existe una causa que lo justifique. Las preocupaciones parecen saltar de un problema a otro, como problemas familiares o de relaciones interpersonales, cuestiones de trabajo, de dinero, de salud y otros.

Aun cuando la persona con trastorno de ansiedad generalizada es consciente de que sus preocupaciones o miedos son exagerados o irracionales, no es capaz de controlarlos.

Otros síntomas de este trastorno son: dificultad para concentrarse, fatiga, irritabilidad, problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido, un sueño que a menudo no es reparador ni satisfactorio, nerviosismo o sentirse agitado, y sobresaltos frecuentes. También puede haber síntomas físicos, especialmente tensión muscular (temblor, dolor de cabeza).

Fobia social

La fobia social es una timidez exagerada que se caracteriza por un miedo y ansiedad intensos y persistentes a hacer frente a determinadas situaciones sociales, a la interacción con los demás, o simplemente a ser observados en cualquier situación, hasta tal punto que todo esto interfiere de forma muy importante en la vida diaria de quien la padece.

Las personas con fobia social comprenden que sus sensaciones son irracionales; sin embargo, experimentan una gran aprensión a enfrentarse a la situación temida y hacen todo lo posible para evitarla; como consecuencia, se comienza a evitar todo tipo de situaciones sociales. En las situaciones sociales temidas, la persona con fobia social experimenta una preocupación constante, sobre todo ante la posibilidad de que los demás le juzguen y piensen que es una persona ansiosa, débil, tonta o rara.

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad

Este trastorno se caracteriza por falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Es el trastorno del comportamiento que más se diagnostica en la infancia y se calcula que afecta de un 3% a un 5% de los niños en edad escolar. Aunque, por lo general, se diagnostica durante la infancia, no es un trastorno que afecte sólo a los niños; muchas veces perdura hasta la adolescencia y etapas posteriores de la vida y con frecuencia no se diagnostica hasta muchos años después.

Trastornos depresivos

La depresión afecta a la manera en que una persona come y duerme, a la forma como se valora a sí misma, y a la manera de pensar en general. Las personas con enfermedad depresiva apenas pueden ayudarse a sí mismas a mejorar. Sin tratamiento, los síntomas duran semanas, meses o incluso años. Se pueden distinguir tres variables de la depresión:

Depresión mayor

La depresión mayor es una enfermedad cuyos síntomas incluyen humor deprimido, pérdida de energía y de interés por la vida, molestias físicas, cambios en los patrones de alimentación, sueño y pensamiento, y movimientos tanto lentos como agitados. La depresión mayor no es una simple tristeza pasajera. Si no se trata, los síntomas pueden durar semanas, meses o años.

Distimia

La distimia es una alteración crónica del estado de ánimo que hace que la persona que la padece comúnmente sienta poca satisfacción con las actividades diarias la mayor parte del tiempo. Muchas personas con distimia presentan también episodios depresivos mayores que pueden derivar en un trastorno depresivo recurrente.

Trastorno bipolar

También conocido como enfermedad maniaco-depresiva, el trastorno bipolar se caracteriza por los fuertes cambios en el estado de ánimo que van desde la depresión, con ánimo excesivamente bajo, a la manía (euforia), en la que el ánimo está excesivamente alto. Conviene distinguirlo claramente de los cambios normales de humor que experimentan la mayoría de las personas. Es una enfermedad mental grave que puede ser muy destructiva. Sin embargo, al igual que la depresión, puede ser eficazmente tratada de manera que las personas que la padecen pueden llegar a llevar una vida relativamente normal.

El trastorno bipolar entraña un serio riesgo de suicidio, por lo que las personas que conviven o tratan con un enfermo bipolar deben tomar muy en serio cualquier comentario relativo a pensamientos suicidas por parte de esas personas y solicitar ayuda profesional.

Anorexia nerviosa

Consiste en una alteración grave de la percepción de la propia imagen, con un temor enfermizo a la obesidad.

Las principales características de la anorexia nerviosa son el rechazo a mantener un peso corporal mínimo, un miedo intenso a ganar peso y una alteración importante de la percepción del cuerpo. Las mujeres afectadas por este trastorno suelen presentar  amenorrea (falta de regla) aunque hayan pasado la menarquía (primera regla).

Por lo general, la pérdida de peso se consigue mediante una disminución de la ingesta total de alimentos. Aunque los anoréxicos empiezan por excluir de su dieta todos los alimentos con alto contenido calórico, la mayoría acaba con una dieta muy restringida, limitada a unos pocos alimentos. Existen otras formas de perder peso, como la utilización de purgas, vómitos provocados o ejercicio físico excesivo.

Bulimia nerviosa

Es un trastorno de la alimentación cuya característica esencial es que la persona que lo padece presenta episodios de atracones de comida compulsivos, que se acompañan de un profundo sentimiento de culpabilidad, angustia y pérdida de control. Estos episodios de atracones se alternan con otros de ayuno o de ingesta muy baja.

Un atracón consiste en ingerir grandes cantidades de comida, mucho más de lo que la mayoría de las personas comerían, en un periodo de tiempo inferior a dos horas. Los atracones se realizan a escondidas o con el mayor disimulo posible porque quienes padecen este trastorno se sienten muy avergonzados.

Esquizofrenia

La esquizofrenia es un trastorno mental grave que afecta a unas 400.000 personas en España. Por lo general, las primeras señales de la esquizofrenia se presentan en la adolescencia o entre los 20 y 30 años de edad. La esquizofrenia provoca que los pacientes sean incapaces de distinguir experiencias reales de otras imaginarias, además de tener dificultades para reflexionar de una manera lógica. No responden emocionalmente de una manera normal ante diferentes situaciones y presentan serias dificultades para comportarse de manera adecuada y conforme a las normas sociales. La mayoría de las personas que sufren de esquizofrenia tienen síntomas de la enfermedad durante toda su vida, ya sea crónicamente o por episodios.

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