Sida y embarazo

Sin tratamiento, un bebé de una madre con sida tiene un 25 % de posibilidades de contraer la enfermedad.
El riesgo de transmisión del VIH de la madre al feto se reduce al 1 % con un tratamiento adecuado durante el embarazo, que se considera de alto riesgo.
No es posible afrontar la gestación sin medicación antirretroviral.
Si la carga viral de la madre es elevada es más seguro el parto por cesárea.

La mujer con sida está perfectamente capacitada para quedarse embarazada. El sida condiciona los cuidados prenatales durante el embarazo e implica un riesgo cierto de contagiar al bebé.

Sin tratamiento, un bebé de una madre con sida tiene un 25 % de posibilidades de contraer la enfermedad. Este riesgo se reduce al 1 % con un tratamiento adecuado durante el embarazo.

 

La infección VIH positiva implica mayor riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo, como parto prematuro, retraso del crecimiento del feto o nacimiento de feto muerto. Por ello, el embarazo de una mujer con sida se considera de alto riesgo y debe ser controlado en una Unidad hospitalaria especializada en este tipo de gestaciones.

Algunos fármacos contra el sida son nocivos para el bebé pero tampoco es posible afrontar la gestación sin medicación ya que el riesgo de complicación para la madre es elevado y se incrementan las posibilidades de transmisión de la enfermedad al feto. El contagio puede tener lugar durante el embarazo, el parto o la lactancia. Sin tratamiento, el bebé tiene un 25 % de posibilidades de contraer la enfermedad. Este riesgo se reduce al 1 % con un tratamiento adecuado durante el embarazo. El control de la mujer embarazada debe incluir vigilar la carga viral, tomar los medicamentos apropiados, practicar una cesárea si la carga viral de la madre es alta y renunciar a amamantar.

El tratamiento antirretroviral de la madre debe ser cuidadosamente seleccionado valorando los riesgos y beneficios y la carga viral de la madre. Existen tratamientos que pueden prevenir que el virus pase al bebé. La zidovudina es un antiviral muy efectivo que previene la transmisión al feto en un 70 % de los casos.

La decisión de practicar una cesárea viene determinada por la carga viral de la madre en el momento del parto. Si la madre tiene una carga viral baja son igualmente seguros el parto vaginal y la cesárea, pero con una carga viral elevada es más segura la cesárea. La lactancia materna está completamente prohibida ya que los virus pasan al bebé por la leche materna. 

Seguimiento del bebé

El bebé debe ser tratado de la infección nada más nacer tanto si se demuestra que la padece como si los resultados son negativos. Es necesario realizar pruebas periódicas para confirmar si el bebé está infectado. El 40 % de los recién nacidos infectados son positivos en las primeras pruebas, un 90 % dan positivo a las dos semanas y, en el resto de los bebés, se tarda meses en diagnosticar la infección.

Las pruebas de anticuerpos contra el VIH no serán fiables para determinar si un recién nacido está infectado, ya que los anticuerpos del virus de la madre pueden estar en el cuerpo del bebé hasta 18 meses después del nacimiento. La infección del recién nacido se determina mediante pruebas directas del virus.

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