Piel sana - Lo fundamental - Deterioro y enfermedades de la piel

Como cualquier órgano, cada día que pasa, nuestra piel sufre modificaciones y se deteriora con el paso del tiempo y los malos hábitos en su cuidado.

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Tipos de deterioro

  • Deterioro prematuro: el envejecimiento cutáneo prematuro puede ser debido a factores internos y externos. Entre los primeros se encuentran el sol, los jabones, la contaminación y otros elementos que pueden desproteger la epidermis. Se considera que el principal enemigo de la piel es el sol, aunque no se ha de prescindir totalmente de él, ya que las exposiciones moderadas ayudan a la piel a regular la secreción sebácea y a sintetizar las vitaminas. Son factores internos los derivados de una mala alimentación o de la ingesta de sustancias tóxicas, como el tabaco y el alcohol.
  • Deterioro biológico: se manifiesta principalmente en forma de arrugas o quemaduras.

Las arrugas son causadas por alteraciones físico-químicas que envejecen la piel. A medida que pasa el tiempo, se debilitan tres elementos importantes para la piel: el colágeno, que da firmeza a la piel; la elastina, que le da elasticidad; y los glucosaminoglicanos, que retienen la humedad.

Las quemaduras normalmente se producen por accidentes o descuidos en la exposición solar. Si hay más de un 20% de la piel afectada por quemaduras superficiales o un 10% de piel afectada por quemaduras profundas, se suele requerir un seguimiento hospitalario en una unidad especial.

Enfermedades

Dermatitis atópica

La dermatitis atópica, llamada comúnmente eczema (atópico), es una enfermedad caracterizada por erupciones pruriginosas y con aspecto de escamas. La dermatitis suele tener su causa en la genética (es decir, antecedentes familiares) o en alergias ambientales.

Esta enfermedad de la piel es más común en los niños menores de tres años. En los adultos se presenta usualmente como un trastorno recurrente o crónico.

En la piel se presenta una reacción por hipersensibilidad (similar a la alergia), la cual produce una inflamación crónica que ocasiona picor y descamación.

La exposición a factores ambientales irritantes puede agravar los síntomas de este problema, de la misma manera que la sequedad, la exposición al agua, los cambios de temperatura y el estrés. Son síntomas de la dermatitis atópica el picor intenso y las erupciones cutáneas con enrojecimiento e inflamación.

En los niños menores de 2 años las lesiones de piel empiezan en las mejillas, los codos o las rodillas. En los adultos la erupción compromete con más frecuencia las superficies flexoras (internas) de las rodillas y los codos.

Los tratamientos existentes para la dermatitis atópica se basan en las recidivas con la aplicación de emolientes en los periodos en que la enfermedad está controlada. En los brotes moderados o graves se dispone de una batería de medicamentos que van desde los corticoides tópicos y orales, inmunomoduladores tópicos, hasta los inmunodepresores y las anticuerpos monoclonales.

Se debe evitar en la medida de lo posible cualquier elemento que empeore los síntomas de la enfermedad, incluyendo alimentos alérgenos y factores irritantes, como los jabones no adecuados, la lana y la lanolina.

Después del baño, es importante fijar la humedad en la piel aplicando vaselina o aceites sobre ella mientras está húmeda. Es recomendable consumir betacaroteno (se encuentre en frutas y verduras) en la dieta para ayudar a mantener la humedad en la piel. De igual manera, los cambios en la temperatura y el estrés pueden provocar sudoración y empeorar la enfermedad.

Psoriasis

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, no contagiosa, que produce lesiones escamosas, engrosadas e inflamadas, con una amplia variabilidad clínica y evolutiva.

Son factores desencadenantes de la psoriasis, entre otros, las infecciones respiratorias de las vías aéreas superiores, los traumatismos en la piel (rasguños, etc.), factores psicológicos, como el estrés, ambientales, como los climas fríos y endocrinos, como la falta de calcio o la ingesta de alcohol.

Tipo de lesiones psoriásicas
  • Lesiones cutáneas: La lesión elemental es una pápula, de tamaño diverso y tono rojo oscuro, bordes delimitados y habitualmente cubierta de escamas. Las lesiones de las mucosas no son muy frecuentes.
  • Lesiones de las uñas: Entre un 20 y un 40% de los enfermos presentan alteraciones de las uñas. Es más frecuente que ocurra en las manos que en los pies, y también en pacientes con afección articular. Aunque no es lo habitual, la afección de la uña puede ser el único problema del paciente con psoriasis. Pueden presentarse tres alteraciones: piqueteado de la lámina ungueal, decoloración de la uña y destrucción de la uña.
  • Artritis psoriásica: Esta alteración, que debe tratarse multidisciplinarmente por el dermatólogo y el reumatólogo es un tipo de psoriasis más invalidante que la estrictamente cutánea. Comienza frecuentemente entre los 35 y los 45 años, generalmente en pacientes previamente diagnosticados de psoriasis. Por término medio, un 7% de los pacientes con esta enfermedad sufren de las articulaciones.

Medidas generales: el conocimiento de la forma en que los factores ambientales afectan a los pacientes permite establecer una serie de medidas que mejorarán (aunque levemente) la calidad de vida del paciente:

  • Tomar el sol (con moderación y evitando las horas centrales del día), ya que los rayos ultravioleta tienen acción antiinflamatoria.
  • Tomar baños en el mar, debido a que los iones y sales que contiene el agua de mar presentan propiedades positivas para la piel. También son útiles los baños de lodos.
  • Dejar al aire las heridas.
  • Usar productos hidratantes, ya que ayudan a mitigar los efectos de la sequedad e irritación con los que cursa la psoriasis.
  • Además, se debe realizar hidratación tomando agua y utilizando cremas para la hidratación de la piel.
  • Se debe evitar todas las carnes grasosas, como la de cerdo, evitar el estrés en la medida de lo posible, adoptar una dieta rica en vegetales, frutas y verduras y evitar el alcohol y/o el tabaco.

Acné

El acné, también conocido como acné común (acne vulgaris), es una enfermedad inflamatoria de la piel causada por una infección bacteriana de ésta. Esta afección es común en la pubertad y está considerada como una respuesta anormal ante niveles normales de testosterona. La respuesta de la mayoría de las personas disminuye con el tiempo y el acné tiende a desaparecer o al menos disminuye después de la pubertad.

La forma más común de acné se presenta como una serie de secreciones excesivas de glándulas sebáceas que, combinadas con células muertas de la piel, bloquean el folículo piloso. Bajo el poro taponado se producen secreciones de grasa que proveen un entorno perfecto para las bacterias, que producen una infección en el poro que excretará pus, provocando que el acné se multiplique.

Se desconoce por qué algunas personas padecen acné y otras no, pero se sabe que es parcialmente hereditario. Aún así, se conocen varios factores relacionados con el acné, como son la actividad hormonal durante la pubertad, las glándulas sebáceas hiperactivas, el estrés, la acumulación de células muertas en la piel, etc.

Grados de acné

El acné se clasifica en distintos grados relacionados con la gravedad de las lesiones, fundamental para el tratamiento:

  • Acné leve: las lesiones principales no son inflamatorias. Las pápulas y las pústulas pueden aparecer, pero son pequeñas y poco numerosas, generalmente menos de 10.
  • Acné moderado: existe un mayor número de pápulas y pústulas (entre 10 y 40). El tronco también puede estar afectado.
  • Acné moderadamente grave: existen numerosas pápulas y pústulas (entre 40 y 100), normalmente con lesiones nodulares infiltrantes y profundas. Las áreas de piel afectada se extienden, además de la cara, al torso y a la espalda.
  • Acné grave: a este grupo pertenecen el acné noduloquístico y el acné conglobata caracterizado por muchas lesiones nodulares grandes, dolorosas y lesiones pustulosas, junto con muchas pequeñas pápulas y pústulas.
Tratamiento del acné

Hay muchos productos para el tratamiento del acné. Normalmente, los tratamientos exitosos proporcionan pequeñas mejoras entre la primera y la segunda semana y, entonces, el acné disminuye aproximadamente por unos tres meses; después de esto, la línea de mejora se hace plana.

Una combinación de tratamientos (bactericidas, antibióticos, tratamientos hormonales, fototerapia, etc.) puede reducir enormemente la cantidad y gravedad del acné en muchos casos. Es necesario consultar con un especialista para decidir qué tratamiento seguir, sobre todo cuando se considera la posibilidad de combinar distintos tratamientos.

En los casos de acné grave suelen quedar cicatrices por donde la piel crece de una forma volcánica. Estas cicatrices son difíciles de tratar y, además, no es usual que se consigan quitar por completo con éxito. En esos casos se puede recurrir al conocido como tratamiento de las cicatrices. Para las manchas rojas, y algunas veces posteriormente las oscuras, se suele usar un peeling.

Cáncer de piel

El cáncer de piel no melanoma es el tipo más común de cáncer de piel. Se le llama no melanoma porque este grupo de tumores cancerosos comprende todos los tipos de cáncer de la piel, excepto uno, el melanoma maligno, que es el cáncer que se desarrolla a partir de los melanocitos.

La forma más importante de reducir el riesgo de desarrollar un cáncer de la piel no melanoma es evitar exponerse sin protección a los rayos solares y a otras fuentes de luz ultravioleta. Esto resulta particularmente importante al mediodía, cuando la luz ultravioleta es más intensa. Se recomienda:

  • Protegerse con ropa, incluyendo una camisa y un sombrero de ala ancha.
  • Aplicarse cremas de protección solar con un factor de protección de factor 15 o más en áreas de la piel expuestas al sol.
  • No usar cabinas bronceadoras. La exposición excesiva a la luz ultravioleta puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
  • Se recomienda acudir al especialista ante cualquier cambio o anomalía que presente la piel. No obstante, es igualmente importante que el paciente se revise a sí mismo la piel, preferiblemente, una vez al mes. Para ello, deberá conocer el aspecto de los lunares, las imperfecciones, las pecas y otras marcas que tenga en la piel para poder detectar cualquier cambio. Deben examinarse todas las áreas, incluyendo las palmas de las manos y las plantas de los pies, la región lumbar y la parte posterior de las piernas.

El cáncer de la piel no melanoma puede tener el aspecto de diversas marcas en la piel. Las señales de aviso principales son la aparición de una nueva masa, una mancha o protuberancia que esté creciendo (en el transcurso de unos meses, o de 1 a 2 años), o bien una úlcera que no sane en un plazo de 3 meses.

Tipos de cáncer de piel no melanoma
  • Los carcinomas de células basales aparecen en forma de áreas de color rojo, planas y escamosas, o de pequeñas áreas cerosas, brillantes y translúcidas al relieve, que pueden sangrar con una lesión menor.
  • Los carcinomas de células escamosas pueden aparecer en forma de protuberancias crecientes, a menudo de superficie áspera, o planos como manchas rojizas de la piel que crecen lentamente.
  • El sarcoma de Kaposi suele empezar como una pequeña área similar a un morado que se convierte en un tumor.
  • La micosis fungoide empieza como una erupción, a menudo en los glúteos, las caderas o la parte inferior del abdomen. Puede parecer una alergia de la piel u otro tipo de irritación de la misma.
  • Los tumores de los anexos se presentan como protuberancias dentro de la piel.
  • Los sarcomas de la piel se manifiestan como grandes masas debajo de la superficie de la misma.

La extirpación es el tratamiento más común de este tipo de lesiones.

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