Se denomina domesticación de animales al proceso por el cual una población de una determinada especie pierde, adquiere o desarrolla ciertos caracteres morfológicos, fisiológicos o de comportamiento, como resultado de una interacción prolongada y de una selección deliberada por parte del ser humano.
Su finalidad es obtener determinados beneficios de dichas modificaciones.
Es necesario establecer la diferencia que existe entre los términos domesticación y doma, pues indican dos procesos diferentes que, a menudo, se confunden.
Con el término domesticación se hace referencia a animales que, por selección directa del hombre, adquirieron características genéticas, morfológicas, fisiológicas y de comportamiento diferentes a las que tenían sus progenitores silvestres. Es un proceso largo en el que se obliga a una especie a vivir dependiendo del ser humano.
La doma, sin embargo, hace referencia al proceso de amansar a un individuo mediante ejercicios y enseñanzas. Por ejemplo, se puede domar a leones, tigres o panteras, pero no se puede decir que sean especies domésticas.
El proceso de domesticación se logra mediante la selección artificial de caracteres, tanto genotípicos como fenotípicos, que el hombre selecciona mediante exhaustivos cruzamientos y una serie de lentas modificaciones acumuladas en el tiempo.
