En los hombres el infarto cursa como un episodio que se presenta como un dolor brusco e intenso en el pecho, pero en las mujeres muestra unos síntomas diferentes, y aparece como un dolor difuso que se puede confundir con un dolor de tipo digestivo o muscular. Por ello, se pueden confundir los síntomas y no llegarse a diagnosticar el infarto.
En España, el infarto de miocardio es cinco veces más frecuente en los hombres que en las mujeres. Sin embargo, el índice de mortalidad por esta patología es entre un 2% y un 3% mayor entre el colectivo femenino que en el masculino.
El infarto es más letal entre las féminas por varios factores, entre ellos sociales y culturales, como el hecho de que a las mujeres les cuesta más identificar los síntomas de un infarto. De hecho, las mujeres suelen tardar de media 30 minutos más que los hombres en llegar a un hospital tras sufrir un infarto agudo, una pérdida de tiempo crucial para esta dolencia.
El retraso a la hora de acudir al hospital es un factor significativo que explica el mayor índice de mortalidad por infarto en las mujeres, pero no el único. Existe un desconocimiento entre las mujeres y entre el propio personal sanitario de los síntomas de infarto en el sexo femenino, que en muchos casos lleva a confundirlo con ansiedad, y existe una falta de investigación de los síntomas de infarto en las mujeres, mientras que en los hombres llevan más de dos siglos definidos.
La consecuencia de esta falta de investigación es que no existe ningún parámetro por el que las mujeres o los médicos puedan guiarse para detectar un infarto de miocardio. En este sentido, los síntomas del hombre se han convertido en un patrón médico y los medicamentos que se les aplican se emplean igualmente en las mujeres.
En cualquier caso, hombres y mujeres tienen el mismo riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y, al contrario de lo que algunos piensan, los trastornos coronarios son la primera causa de mortalidad en las mujeres, por delante del cáncer de mama.