Infarto de miocardio - Vivir con la enfermedad - La familia

Una investigación desarrollada en el Reino Unido ha revelado que compartir sentimientos íntimos con un amigo o amiga, e incluso con la pareja o con un familiar, es el mejor antídoto para prevenir las crisis cardiovasculares. Tener a alguien con quien compartir sentimientos íntimos no sólo previene la posibilidad de sufrir ataques cardiacos, sino que constituye una ayuda muy eficaz para evitar nuevas crisis después de haber sufrido un primer infarto.

No sólo la relación con los familiares, sino también los lazos de amistad sirven de gran apoyo a los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio y reduce a la mitad los riesgos de ataques al corazón. La clave reside en el hecho de tener a una persona cercana a la que confiarle la intimidad.

Los supervivientes de una crisis cardiaca que no tienen pareja, familiares o amigos próximos, cuentan con el doble de posibilidades de sufrir nuevos ataques al corazón en el año siguiente a la primera crisis. Ello se debe a que las personas que comparten su intimidad con alguien reaccionan a las circunstancias de tensión con una menor producción de hormonas, lo que resulta particularmente importante después de un ataque al corazón, cuando este órgano es especialmente sensible al aumento de las hormonas de la tensión.

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