La lepra o enfermedad de Hensen está causada por el organismo Mycobacterium leprae y tiene dos formas comunes de presentación: la lepra tuberculoide y la lepra lepromatosa, las cuales tienen subdivisiones adicionales. Ambas formas ocasionan úlceras en la piel, siendo la forma lepromatosa más grave con grandes protuberancias e hinchazones deformantes.
Al contrario de lo que se cree, la lepra es poco contagiosa y tiene un largo periodo de incubación, lo cual dificulta determinar el momento y el lugar donde se contrajo. En la actualidad es una enfermedad propia de zonas de extrema pobreza e insalubridad. En España apenas se producen una decena de casos nuevos cada año y la gran mayoría de los afectados son inmigrantes procedentes de países pobres.
La consecuencia más grave de la lepra es el daño neurológico que consiste en la pérdida de sensibilidad y de fuerza muscular en brazos y piernas.
Las lesiones cutáneas pueden presentarse como máculas con pérdida de sensibilidad, pálidas de 1 a 10 cm de diámetro, nódulos eritematosos de 1 a 5 cm de diámetro o una infiltración cutánea difusa. En cuanto a las alteraciones neurológicas, aparece un infiltrado y un engrosamiento de los nervios que produce pérdida de sensibilidad, neuritis, parestesia, úlceras tróficas, reabsorción ósea con desaparición de hueso y acortamiento de los miembros.