La rinitis alérgica (fiebre del heno) es una enfermedad que cursa con síntomas, sobre todo en la nariz y en los ojos, que aparecen cuando se inhala algo que produce alergia, como el polvo o el polen.
Cuando una persona con rinitis alérgica inhala un alérgeno, como el polen o el polvo, el cuerpo libera sustancias químicas, incluida la histamina, que ocasionan síntomas de alergia, como picor, hinchazón y producción de moco.
Los pólenes que causan rinitis varían de una persona a otra y de una región a otra. Los pólenes visibles y grandes, rara vez, son responsables de este tipo de enfermedad, mientras que los pólenes diminutos y difíciles de ver, muy a menudo, la causan. Los ejemplos de plantas comúnmente responsables por la fiebre del heno incluyen: arboles (caducifolios o caducos y perennes), pastos y ambrosía.
La cantidad de polen en el aire es un factor clave para que se desencadene la rinitis y lo hace con más probabilidad en los días cálidos, secos y con viento que en los días fríos, húmedos y lluviosos, cuando la mayor parte del polen cae al suelo arrastrada por el agua.
La probabilidad de que se desarrollen o no estas alergias, a menudo, depende de un factor hereditario que se transmite de padres a hijos. Si los padres tienen alergias, es probable que los hijos también las sufran. La posibilidad es mayor si es la madre quien sufre este problema.
Después de entrar en contacto con la sustancia que produce la alergia, se puede experimentar picor en la nariz, problemas con el olfato, secreción nasal líquida abundante, estornudos y lagrimeo en los ojos. Posteriormente, se taponan la nariz y los oídos y aparecen tos, dolor de garganta, hinchazón de ojos, fatiga, dolor de cabeza y manchas oscuras alrededor de los ojos.