Trastornos de la conducta alimentaria y Navidad: 5 recomendaciones para estas fiestas

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como la anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón afectan a 400.000 personas en España y a 1 de cada 20 adolescentes según datos de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y, en los próximos 12 años, se espera que la cifra crezca un 12%, según la Fundación FITA.

Las fiestas navideñas son una época de celebraciones en torno a reuniones familiares y con amigos. La Navidad rompe nuestra rutina: pasamos más tiempo en casa, también en familia, las dinámicas familiares se potencian y la suma de todos estos temas convierte a estas fechas en una época muy delicada para alguien que sufre un TCA.

Los TCA son problemas de salud mental que se caracterizan por una alteración en los patrones de alimentación, a menudo derivados de una preocupación excesiva por el peso corporal y la imagen, que tienen graves consecuencias para la salud física y psicológica de las personas que los padecen y para sus familiares.

Para una persona que padece un trastorno de conducta alimentaria la llegada de estas fechas puede ser motivo de malestar, no solo por lo relacionado con las comidas, sino por la presión social y las expectativas que conllevan. Frente a la ilusión, magia, encuentro o alegría que otras personas asocian a estas fechas, los sentimientos que una persona con TCA puede experimentar durante este periodo son muy diferentes: culpa, ansiedad, incomprensión y soledad. Sentimientos a los que conviene prestar atención en el círculo más cercano para poder evitarlos y detectar posibles crisis o recaídas. Es fundamental procurar que no les suponga una culpabilidad adicional, apoyándose en el entorno familiar y social del que forman parte.

Ante esta situación, ¿cómo ayudar a un familiar o un amigo/a que tiene un trastorno de conducta alimentaria en estas fechas?. Antoni Grau, director clínico de ITA Salud Mental, recomienda cinco acciones para practicar estos días y evitar que el aumento de socialización, la presión de la comida y los cambios en las rutinas provoquen crisis en las personas que sufren un TCA, siempre teniendo en cuenta que "hay que seguir las recomendaciones y pautas establecidas por los profesionales médicos y psicólogos para no alterar los procesos clínicos". 

  • Intentar no modificar ninguna celebración navideña de las habituales que se tienen en la familia: "Debemos intentar no dar protagonismo al trastorno de conducta alimentaria en estas fechas porque si lo hacemos, convertimos el trastorno en principio organizador familiar, perpetuando el TCA como centro de la familia, restando valor a otros aspectos positivos de los encuentros familiares"
  • Disponer de un plan de contingencia es clave: "Al hablar de plan de contingencia nos referimos a tener una palabra clave con tu persona de confianza que implique un ‘necesito ayuda', y establecer previamente qué hacer si se da el caso, por ejemplo, dar un paseo, y realizarlo de una manera natural"
  • No hacer comentarios sobre la comida o el cuerpo: aunque se haga en tono positivo, puede ser vivido como algo negativo. Hay que transformar el comentario sobre la persona en el sentir entre ambos: "en lugar de decir ‘qué bien estás', se puede celebrar el encuentro con un ‘qué alegría estar compartiendo este momento contigo'
  • Gestionar expectativas de la familia: "Estas fechas son una época de celebración y alegría compartida. La persona con TCA hacen grandes esfuerzos por encajar en estas fechas, por eso es importante preparar a la familia para no realizar comentarios que generen más presión e inestabilidad a quien lo sufre"
  • Ser conservadores con la exposición de las personas: "El TCA tiene mucho que ver con el aislamiento social, así que es importante intentar limitar o regular el tiempo de exposición de la persona a constantes celebraciones"

En definitiva, es importante que la sociedad se conciencie de esta realidad para posibilitar a las personas con trastornos de conducta alimentaria que disfruten en estas fechas y no les suponga una culpabilidad adicional, participando del entorno familiar y social del que forman parte.

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