Alcoholismo - Lo fundamental - Consumo prudencial, responsable o sin riesgo de alcohol

No es fácil determinar qué es un consumo sin riesgos
El consumo de bajo riesgo implica un riesgo elevado de futuros daños
El consumo de bajo riesgo no implica problemas médicos o psiquiátricos actuales
También es un bebedor de riesgo el que consume mucho alcohol en poco tiempo

Por consumo prudencial de alcohol se ha de entender un consumo sin riesgos para el bebedor. Sin embargo, no es nada fácil determinar qué es un consumo sin riesgos.

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En principio se puede delimitar el grado de consumo de alcohol que provocará daños orgánicos, pero es muy difícil establecer un nivel de consumo del que no se deriven otros problemas relacionados con el alcohol: de tipo social, laboral, psicológicos, accidentes de tráfico, etc.

El "Informe sobre alcohol" de la Comisión Clínica del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad establece criterios epidemiológicos y clínicos para clasificar el consumo de alcohol.

Criterios epidemiológicos

En general, el consumo de bajo riesgo se define como la pauta de consumo que puede implicar un alto riesgo de daños futuros para la salud física o mental, pero que no da lugar a problemas médicos o psiquiátricos a corto plazo. Para determinar el grado de consumo se utiliza el concepto de Unidad de Bebida Estándar (UBE), que en España equivale a 10 gramos de etanol (alcohol etílico) puro. A continuación, se ofrecen las equivalencias en UBE de algunas bebidas de consumo habitual en nuestro país.

Tipos de bebidas y su equivalencia en UBE

  • Vino. Volumen: 1 vaso (100 cc) = 1 UBE
  • Cerveza. Volumen: 1 caña (200 cc) = 1 UBE
  • Copas:
    • Volumen: 1 carajillo (25 cc) = 1 UBE
    • Volumen: 1 copa (coñac, etc.) (50 cc) = 2 UBE
    • Volumen:1 combinado (50 cc) = 2 UBE
  • Generosos:
    • Volumen: 1 copa (50 cc) = 1 UBE
    • Volumen: 1 vermut (100 cc) = 2 UBE

No ha podido consensuarse a nivel internacional el límite de consumo a partir del cual se considera consumo de riesgo. Una buena orientación es la que se ofrece a continuación:

Determinación de los límites de riesgo según el consumo

  • Consumo prudencial. Hombre: 1-21 UBE/semana; mujer: 1-14 UBE/semana.
  • Riesgo bajo. Hombre: 22-35 UBE/semana; mujer: 15-21 UBE/semana.
  • Riesgo alto. Hombre: 36-50 UBE/semana; mujer: 22-35 UBE/semana.
  • Consumo perjudicial. Hombre: 50 o más UBE/semana; mujer: 35 o más UBE/semana.

También se considerará bebedor de riesgo aquel que consume gran cantidad de alcohol en poco tiempo; es decir, cinco o más bebidas alcohólicas que puedan suponer más de 8 UBE (cuatro combinados, o cuatro cañas de cerveza más dos combinados, por ejemplo) en una única ocasión o en un periodo corto de tiempo (horas), al menos una vez al mes. Esta conducta, que es de alto riesgo, es la que tiene actualmente una parte de los jóvenes en España y en otros países de nuestro entorno.

Criterios clínicos

La clasificación desde el punto de vista clínico no se basa en la cantidad o frecuencia de la bebida, sino en las manifestaciones clínicas causadas por el alcohol:

  • Bebedor no problemático.
  • Consumo problemático.
  • Consumo perjudicial.

Hablar de bebedor normal podría inducir a pensar que lo razonable es beber, y por ello se suele evitar este término. No obstante se han de establecer criterios que ayuden a distinguir este tipo de individuo del bebedor problemático.

Se habla de consumo problemático cuando el bebedor ha padecido o padece algún problema relacionado con el alcohol, como haber conducido bajo sus efectos o presentar complicaciones médicas, familiares o conductuales. Se considera consumo perjudicial el realizado por una persona que, independientemente de la cantidad consumida de alcohol, presenta problemas físicos o psicológicos como consecuencia del mismo.

Un consumidor de bajo riesgo sería el que cumpliera los 10 criterios siguientes:

  1. Ser mayor de 18 años.
  2. Si es mujer, no estar embarazada ni dando de mamar a su hijo.
  3. Tener un buen estado nutricional.
  4. Tomar bebidas aprobadas por las autoridades sanitarias.
  5. No presentar embriaguez atípica.
  6. Realizar un consumo de alcohol que no tenga consecuencias negativas para uno mismo ni para otros.
  7. No presentar problemas familiares o laborales debidos al consumo.
  8. No depender del alcohol para sentirse más alegre o para poderse comunicar más fácilmente.
  9. No presentar patologías que se agraven o se compensen con alcohol.
  10. No embriagarse.

Conclusión

Está claro que no existe un nivel de consumo de alcohol que pueda considerarse como exento de riesgo para todas las personas. Tampoco es fácil determinar cuánto alcohol es suficiente para que aparezcan problemas. En principio, la recomendación sería la de abstenerse por completo de beber alcohol, salvo esas dos copitas de vino al día que parecen tener efectos beneficiosos sobre el aparato cardiovascular, pero siempre ‒claro está‒ que esos beneficios superen claramente los posibles riesgos. En cualquier caso, una recomendación a seguir es la de la Organización Mundial de la Salud: "Alcohol, cuanto menos mejor".

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