Las ‘moscas volantes' son un proceso normal de envejecimiento del ojo, pero pueden operarse si el paciente no se acostumbra a ellas

Las ‘moscas volantes' afectan al 4% de la población mundial, sobre todo mayores de 50 años
En los casos más severos se pueden operar mediante láser

"En ocasiones veo moscas". Parafraseando a la película el "Sexto Sentido" que protagonizaba Bruce Willis, a medida que el ojo envejece es muy normal ver ‘moscas volantes', llamadas miodesopsias. En realidad son manchas pequeñas, puntos o telarañas que aparecen en el campo de la visión, que aunque parece que están enfrente del ojo, flotan en su interior. Según el director científico del ICQO, Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología, el oftalmólogo Javier Araiz, en realidad "las moscas volantes son un conglomerado de la sustancia gelatinosa o células, restos de tejido y proteínas, en el interior del humor vítreo que rellena el globo ocular, y las vemos porque las proyecta la retina, principalmente cuando miramos al cielo o una pared lisa".

La causa más frecuente es el envejecimiento, que hace que el humor vítreo se vuelva acuoso en vez de gelatinoso, formando condensaciones en su interior. Estas condensaciones producen sombras en la retina que se desplazan con el movimiento de los ojos, sobre todo en ambientes brillantes, muy iluminados o en fondos blancos o al mirar al cielo en un día soleado. "Si además se perciben destellos de luz, incluso con los ojos cerrados y a oscuras, es que el humor vítreo se ha separado de la retina, y se denomina ya desprendimiento vítreo", explica el especialista. Y aunque la mayor causa de ver ‘moscas volantes' es la edad, también hay factores de riesgo que puede hacer que su aparición sea prematura, como la miopía y tener más de 50 años, haberse sometido a una cirugía de cataratas o padecer una inflamación recurrente o crónica del interior del ojo, entre otros factores.

En la mayoría de los casos no entrañan gravedad, pero sí es una experiencia desagradable para las personas que sufren su visión porque es como si vieran pasar telarañas o moscas por delante de sus ojos. "Es como esa sensación al frotarse los ojos fuerte, pero casi permanente y para muchas personas se acaba convirtiendo en una obsesión, según la cantidad y densidad de éstas, que a veces debido a su tamaño llamamos arañas o nubes. Yo suelo poner el ejemplo de que son como los acúfenos de los oídos, esas personas que escuchan permanentemente un pitido en sus oídos y al que algunas se acostumbran y acaban ignorándolo, porque generalmente no desaparecen y otras no son capaces de convivir con ello y se desquician", explica Araiz.

Láser para extinguirlas

Aunque muchas personas conviven con esos cuerpos extraños que ven en sus ojos, hay casos que se pueden resolver con tecnología láser, que acaba con ellas en apenas media hora.

El doctor Araiz explica que es relativamente sencillo ver el alcance del problema físico, "ya que lo detectamos con un examen de fondo de ojo rutinario dilatando la pupila, sin embargo psicológicamente puede ser muy molesto para algunos pacientes".

Hasta hace poco en aquellas situaciones en las que al paciente se le hace imposible convivir con ellas se realizaba una cirugía bastante agresiva, que a veces desencadenaba un problema de cataratas. En todo caso, "nuestra obligación como especialistas es informarles de la situación y de las complicaciones que pudiera tener en adelante. La decisión final depende de cada paciente". Pero es cierto que ahora los casos en los que se recomienda operar se tratan con un láser de nueva generación, llamado láser Yag de una precisión tal que pulveriza una a una cada resto que forma una mosca volante, eliminando ese tejido muerto que dificulta la visión, y en sesiones, explica el doctor, "que no suelen sobrepasar la media hora".

Se trata de una cirugía, llamada vitreolisis, que aunque no es excesivamente cara, no está cubierta por la sanidad pública, y el especialista explica que "si las moscas volantes son sólo una anécdota, no merece la pena operarse. La cirugía está pensada para los casos más severos, para los pacientes en que la visión de todos esos restos orgánicos comienza a convertise en una obsesión", subraya.

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