Conferencia de la Dra. Elena Aldasoro, del departamento de Salud del Gobierno vasco, con el título "Mejorando la salud mediante la inclusión de la perspectiva de género en la práctica clínica"

La ausencia de la perspectiva de género en la práctica clínica favorece una mayor demora en la atención, un menor tratamiento y una mayor mortalidad en la mujer con infarto de miocardio

Las diferencias biológicas entre sexos deben tenerse en cuenta en la adecuación de las técnicas diagnósticas y terapéuticas y en la investigación biomédica
Las diferencias afectan a los tratamientos. Por ejemplo, una dosis baja de aspirina tiene diferente efecto preventivo en hombres que en mujeres

La XLV Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, que este año se celebra bajo el tema "Género y salud", ha acogido en su tercera jornada la ponencia "Mejorando la salud mediante la inclusión de la perspectiva de género en la práctica clínica", impartida por la doctora en Medicina, del departamento de Salud del Gobierno vasco, Elena Aldasoro. La experta ha sido introducida por la moderadora de la jornada, Celina Pereda, médica miembro de la Academia y exdirectora de Drogodependencias del Gobierno vasco y por el propio presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, Ricardo Franco Vicario.

Según manifestó Elena Aldasoro en su alocución, llevada a cabo en los salones de la Sociedad Bilbaina, de la capital vizcaína, históricamente, la generación de conocimiento se ha llevado a cabo "desde una perspectiva androcéntrica" y, como consecuencia, "el ejercicio de la práctica clínica adolece del mismo sesgo".

La doctora Aldasoro puso como ejemplo el caso del infarto de miocardio. "Este caso es paradigmático: la falta de perspectiva de género conduce a fallar en la identificación de las diferencias por sexo, asumiendo lo masculino como norma, y considerando como atípico lo que acontece en las mujeres. Todo ello, junto a la menor percepción del riesgo de infarto en las mujeres, condiciona una mayor demora en la atención sanitaria extrahospitalaria, menor frecuencia en el tratamiento revascularizador y, a fin de cuentas, una mayor letalidad entre las mujeres".

Las diferencias biológicas entre sexos "deben también tenerse en cuenta en la adecuación de las técnicas diagnósticas y terapéuticas". La experta destacó, al hilo del ejemplo del infarto de miocardio, que "debido a diferencias morfológicas en las arterias coronarias y al diferente patrón en la distribución de las lesiones ateroescleróticas, puede ser más apropiada la ecocardiografía intracoronaria que el cateterismo".

Investigación y salud

El déficit de conocimiento sobre la salud de las mujeres es debido, según expuso la experta del departamento de Salud del Gobierno vasco, a que "la investigación médica se ha centrado en los hombres; de hecho, la salud de las mujeres ha llegado casi a ser sinónimo de reproducción (ovarios, embarazo, mama), lo que se conoce con el concepto de medicina del bikini".

En el año 2010, la revista Nature publicó un editorial titulado "Poniendo el género en la agenda", donde se afirmaba que la medicina que se aplica a las mujeres está menos basada en la evidencia científica que la que se aplica a los hombres. Se exponía como causa el hecho de que la investigación biomédica continuara usando más sujetos machos que hembras tanto en estudios con animales como en ensayos clínicos con humanos.

En algunos países como EE. UU., "desde 1993 es obligatorio incluir a mujeres en la investigación clínica financiada por los institutos Nacionales de Salud (INS)". Gracias a esta medida, desde que las mujeres deben componer al menos el 50% de los individuos a estudio, "se conoce más sobre el papel del sexo y el género en medicina. Por ejemplo, que una dosis baja de aspirina tiene diferente efecto preventivo o que fármacos para tratar el insomnio como el zolpidem deben ser administrados con diferente dosis en hombres que en mujeres", detalló como ejemplos la experta.

Teniendo en cuenta que "no ha existido la correspondiente revolución en el diseño de los estudios celulares y animales", los INS lanzaron la campaña "Mejor con ambos", según destacó la doctora Aldasoro, "porque hoy en día se sabe que cada célula tiene un sexo. Lo cual significa que hombres y mujeres somos diferentes a nivel celular y molecular. Somos diferentes en todos nuestros órganos, desde el cerebro hasta el corazón, pulmones e, incluso, articulaciones. Por ello, todos los tipos de estudios deben incluir ambos sexos".

Sin embargo, para introducir el sexo y el género de manera efectiva en el contenido de las investigaciones "debe alcanzarse la igualdad de oportunidades en el mundo científico". Para disminuir la brecha de género "son necesarias políticas como la adoptada por el ministerio de Salud canadiense, que incluye dos líneas de actuación. Por un lado, contiene un conjunto de medidas para garantizar la igualdad de género en la financiación y acceso a las presidencias de investigación; y por otro, se trabaja el desarrollo de competencias para la investigación libre de sesgos de género", concluyó la experta del departamento de Salud del Gobierno vasco.

XLV Semana de Humanidades

La XLV Semana de Humanidades está organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB) con el patrocinio de la Diputación Foral de Bizkaia y el Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ). También cuenta con la colaboración de la OSI Bilbao-Basurto de Osakidetza, el Instituto de Salud Carlos III, la Agencia de Salud Pública de Barcelona, la Facultad de Medicina y Enfermería de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, el Colegio de Médicos de Bizkaia, Auzo-Lan, Medicus Mundi, Farma Mundi, Smile is a Foundation y la Sociedad Bilbaina.

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