La morfina es un analgésico agonista de los receptores opiáceos µ, y en menor grado de los kappa, en el sistema nervioso central. Se combina con los receptores opiáceos del cerebro y bloquea la transmisión de estímulos dolorosos de forma que, incluso si la causa de dolor persiste, hace que se sienta menos dolor. Además de aliviar el dolor, la morfina también confiere un estado de euforia y liberación mental.
Las indicaciones terapéuticas de la morfina son las siguientes:
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Solución inyectable de morfina hidrocloruro al 1% o 2%: procesos dolorosos de intensidad severa, dolor posoperatorio inmediato, dolor crónico maligno, dolor asociado a infarto agudo de miocardio, disnea asociada a insuficiencia ventricular izquierda y edema pulmonar, ansiedad ligada a cirugía.
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Formas orales: tratamiento prolongado del dolor crónico intenso, dolor posoperatorio.