Se define como otitis media cualquier proceso inflamatorio que afecte el oído medio. La inflamación provoca una acumulación de líquido en dicha cavidad que puede ser moco, agua o pus.
En función de las características del líquido que se acumula, la otitis media se clasifica en:
- Otitis media serosa: si el líquido es agua.
- Otitis media mucoide: si el líquido es moco.
- Otitis media purulenta: si el líquido es pus.
Es una enfermedad muy común en la infancia y el 90% de los niños de siete años han tenido en alguna ocasión una otitis media. Los individuos de riesgo de esta enfermedad son: los niños de hasta tres años de edad, los pequeños con alta frecuencia de catarros nasales, los que frecuentan guarderías, los que tienen grandes vegetaciones, los niños alérgicos y/o que tienen padres fumadores y aquellos que no reciben lactancia materna.
Las otitis medias son muy frecuentes en los niños, pues sus sistemas inmunes están menos desarrollados que los de los adultos y están "aprendiendo" a defenderse de las infecciones. Además, las características de la trompa de Eustaquio de los infantes favorece el paso de las secreciones infectadas desde la nariz.
Cuando se trata de una otitis media serosa lo más probable es que el niño no presente síntomas del oído. Por el contrario, una otitis media mucoide provoca pérdida de audición temporal. La otitis media aguda se manifiesta con fiebre, dolor y pérdida de audición.