La corea es una enfermedad inflamatoria del cerebro, descrita en el siglo XVII por Th. Sydenham. Se presenta habitaulmente en niños y adolescentes, y se caracteriza por frecuentes movimientos involuntarios, irregulares, arrítmicos, bruscos y breves. Es dos veces más frecuente en las niñas que en los niños. Aparece, habitualmente, entre los 7 y 12 años.
La corea suele ser una manifestación de infección estreptocócica, que también puede producir reumatismo agudo. De aquí que el brote de corea venga precedido o acompañado de otros signos reumáticos: amigdalitis aguda, reumatismo, endocarditis o nódulos cutáneos. La enfermedad afecta a alrededor del 10% de los que padecen fiebre reumática y se discute la relación con mecanismos autoinmunes.
En el inicio de la afección predominan muchas veces pequeñas alteraciones psíquicas: el niño se vuelve retraído, triste, irritable, apático, lábil en sus sentimientos, inquieto, sin iniciativa, falto de atención, rebelde o indisciplinado. A menudo produce ciertas muecas y se le caen de la mano los objetos. En algunos casos aparece febrícula, anorexia y dolores en las extremidades. Otras veces, la enfermedad estalla súbitamente.
En el cuadro clínico el elemento más importante son los movimientos coreicos. Se trata de movimientos rápidos, bruscos, breves, arrítmicos e irregulares que afectan, sucesivamente y sin seguir un orden, a distintos grupos musculares. La cara, el cuello y las extremidades superiores suelen ser las zonas más afectados. Por lo general, los movimientos son más intensos y frecuentes en un lado del cuerpo que en el otro.
La exploración neurológica no revela alteraciones de la fuerza muscular ni de la sensibilidad. El cuadro puede durar unos tres meses, aunque en ocasiones puede persistir entre seis y 12 meses.