Niños hasta los 3 años - En Profundidad - Lactancia materna

La leche de la madre es el alimento más adecuado y natural para el bebé durante los primeros meses de vida, ya que le proporciona los nutrientes que necesita para su adecuado crecimiento y desarrollo, al tiempo que se adapta perfectamente a su función digestiva.

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La leche materna se adapta en cada momento a las necesidades del bebé y por eso es diferente según el momento, modificando su composición a lo largo del periodo de lactancia e incluso de la misma tetada, pues al principio contiene más proteínas y agua y al final más grasas. Así, el calostro (leche de los seis primeros días) contiene gran cantidad de proteínas y vitaminas, además de muchas más imnunoglobulinas, "defensas" que protegen al recién nacido frente a muchas infecciones. Aunque inicialmente  se segrega poca cantidad, ésta es suficiente para alimentar al recién nacido. 

Una de las propiedades más importantes de la leche materna es la de proteger al bebé frente a  la diarrea, infecciones respiratorias (catarros, bronquiolitis, bronquitis, neumonía), otitis y otras enfermedades, ya que durante el primer año de vida sus defensas no están completamente desarrolladas. Del mismo modo, los problemas de tipo inmunológico (alergias, asma, leucemia, diabetes, enfermedades crónicas intestinales) son menos frecuentes o retrasan su aparición en los niños que reciben lactancia natural.

La leche materna que toma el bebé está siempre preparada, a la temperatura adecuada y en perfectas condiciones higiénicas.

Además, la lactancia materna desarrolla un estrecho vínculo afectivo entre la madre y su hijo.

¿Por qué es bueno darle el pecho?

Porque aporta ventajas tanto para su hijo como para usted.

La leche materna contiene todos los nutrientes que su hijo necesita para crecer y desarrollarse (agua, proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales, vitaminas y hierro). Además, está disponible siempre (no hay que prepararla), está siempre a la temperatura apropiada, es barata, pero, sobre todo, proporciona a su bebé las mejores defensas. Estas defensas no se encuentran en las leches artificiales.

Cuando se está dando el pecho, la madre segrega una hormona llamada oxitocina, que favorece la lactancia. Además, la oxitocina provoca contracciones en el útero obligándole a que vuelva más rápidamente al tamaño que tenía antes del embarazo. La oxitocina disminuye también la posibilidad de hemorragia postparto.

¿Por qué se acumula excesiva leche en las mamas?

Al poner al bebé al pecho, al poco de nacer, se favorece la subida de la leche y se evita, en gran medida, una acumulación excesiva de leche en las mamas de la madre.

Cuando la leche se acumula en las mamas, produce una distensión muy dolorosa. Este exceso de leche se debe a que el niño no succiona toda la que la madre tiene; o a que la madre fabrica demasiada. Esta congestión de leche provoca, a su vez, que los conductos que llevan la leche al bebé (conductos galactóforos) no puedan contraerse bien para sacar la leche, de forma que la leche permanece acumulada en el pecho, cerrándose, así, un círculo vicioso.

¿Qué hacer si los pechos están cargados?

Si el pecho está duro, el niño va a ser incapaz de succionar la leche del pecho. Antes de las tomas es conveniente tocarse el pecho. Si éste está duro tendrá que exprimirse usted misma el pecho para sacar un poco de leche y así facilitar el trabajo a su bebé. Tendrá que exprimirse hasta que note que la areola esté blanda y el pezón sobresalga. Después de la toma sería conveniente que diera una ducha con agua tibia a los pechos.

¿Qué hacer si los pezones están irritados?

Generalmente ocurre por una mala técnica en la lactación. La mejor forma de prevenirlos es poner al bebé al pecho de forma correcta:

  • Comprobar que el bebé está cogiendo el pezón y una buena parte de la areola con la boca.
  • Cambiar al bebé de postura en cada toma, para evitar que la presión se ejerza siempre en la misma zona del pezón.
  • Darle la toma antes de que se ponga a llorar y esté inquieto. Los pañales sucios pueden esperar. Será más fácil cambiarle después de la toma  porque el niño estará más relajado.
  • No esperar a que los pechos estén muy llenos, porque el bebé tendrá dificultad para agarrarse.
  • Si un pecho está más irritado que el otro, ponerle primero en el que esté menos irritado, para que cuando mame del más irritado lo haga más calmadamente.
  • Para evitar estrías en los pezones, quitar al bebé del pecho interponiendo un dedo entre el pezón y su boca, evitando que se forme el vacío.
  • Después de cada toma, dejar secar los pezones al aire (si es posible tome el sol). Utilice pezoneras absorbentes -que no contengan plástico- para que los pezones estén siempre secos.

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