El sueño es un proceso fisiológico normal del organismo que en condiciones normales se repite de forma regular cada día y se caracteriza por un estado de inconsciencia y de relativa falta de respuesta a estímulos externos.
Durante el sueño, especialmente en las fases más profundas, disminuyen la presión arterial y la frecuencia cardiaca y respiratoria, se enlentece la actividad cerebral y la musculatura se relaja. Todo el organismo continúa funcionando, pero al ralentí, lo que permite mantener y recuperar la energía que se necesita para llevar a cabo las actividades de la vida diaria en condiciones adecuadas.
Son muchas las formas o técnicas que se pueden emplear en la monitorización y registro de lo que ocurre en el organismo durante el sueño, pero la más importante es la polisomnografía, que está especialmente indicada en algunos trastornos concretos:
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Insomnio, especialmente sueño entrecortado o fraccionado y despertar precoz (antes de tiempo), que puede deberse a diferentes causas:
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Problemas respiratorios (apnea del sueño).
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Movimientos periódicos de las piernas durante el sueño.
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Síndrome de las piernas inquietas (una enfermedad neurológica caracterizada por sensaciones extrañas que incitan a moverlas las piernas y que puedo causar dolor o malestar).
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Alteraciones psicológicas.
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Depresión
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Somnolencia excesiva diurna, lo que se conoce como hipersomnia, debida a:
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Síndrome de apnea del sueño (episodios de interrupción de la respiración de hasta 10 segundos de duración).
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Narcolepsia (somnolencia irresistible durante el día).
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Otros fenómenos patológicos que se dan durante el sueño, como el sonambulismo, los terrores nocturnos, las alteraciones de la conducta durante la noche o episodios paroxísticos, es decir, convulsiones.