El coronavirus dificulta el tratamiento y seguimiento de los más de 900.000 pacientes con linfedema en España

Esta enfermedad se produce cuando el sistema linfático está dañado o bloqueado, lo que provoca hinchazón y sensación de pesadez

El confinamiento y el impacto de la pandemia de la COVID-19 sobre los recursos del sistema de salud han tenido un efecto negativo sobre el tratamiento y seguimiento de los pacientes con linfedema. Esta patología puede alterar la imagen corporal del paciente hasta el punto de llegar a limitar su autonomía y condicionar las actividades básicas de su vida diaria por lo que los profesionales hacen hincapié en la importancia del diagnóstico precoz.

En el último año se ha producido "un incremento de episodios de linfangitis y una reducción de las posibilidades de realizar un correcto tratamiento tanto conservador como quirúrgico, lo que ha sido una tónica dominante en nuestro país", advierte el Dr. Jaume Masià, jefe del departamento de Cirugía Plástica del Hospital Sant Pau y del Hospital del Mar así como de la unidad de cirugía y reconstrucción del linfedema de la Clínica Planas, en el marco del día internacional del linfedema.

En esta línea también se sitúa el Dr. Iván Ibáñez, jefe del departamento de Medicina Nutricional, ejercicio físico y antiedad de la mencionada clínica, quien asegura que la pandemia generada por la crisis de la COVID-19 ha retrasado el diagnóstico y pronóstico de la enfermedad. Aun así "cabe destacar la existencia de unidades de linfedema en centros y hospitales que han desarrollado guías y rutas durante la pandemia para que el paciente que padezca linfedema pueda apoyarse en ellas".

En comparación con los países de su entorno, España se encuentra por debajo de la media europea en relación con el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. "No disponemos de los medios necesarios para tratar a toda la población que lo precisa y esto se traduce en un buen número de pacientes abandonados, que no se contabilizan y que acaban siendo olvidados por el sistema de salud", ha recalcado el Dr. Masià.

De hecho, en España no se dispone de un registro nacional ni autonómico de linfedema, aunque la cifra es similar a la de otros países vecinos. Más de 900.000 personas padecen linfedema en el país, entre un 20-30% de los pacientes que son intervenidos quirúrgicamente de un cáncer, según el Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas de España.

Aunque la COVID-19 ha impactado en los últimos meses en el diagnóstico de la enfermedad, existen otros factores que lo dificultan, como la ausencia de una unificación en la codificación de esta patología y la falta de escáneres linfáticos mediante el verde de indocianina en los centros. "Esto provoca que se infravalore su prevalencia y, por tanto, los recursos que se destinan para su tratamiento", recalca el Dr. Masià.

Los síntomas más frecuentes del linfedema son la hinchazón y sensación de pesadez en la extremidad afectada, lo que puede llegar a alterar la imagen corporal del paciente y a pasar factura sobre su salud psicológica. La aparición de la enfermedad suele estar relacionada además con los tratamientos de quimioterapia, radioterapia y/o cirugía en pacientes con cáncer de mama. Existe una mayor prevalencia de linfedema en mujeres que en hombres al ser el cáncer de mama una patología más prevalente entre ellas. 

En el día a día, el impacto de la enfermedad en la calidad de vida es alto y provoca impotencia funcional, deformidad corporal, alteraciones emocionales y un riesgo considerable de infecciones graves como las linfangitis.

Como parte de su compromiso con la formación y la mejora de la calidad de vida de los pacientes con linfedema, Essity, con su línea JOBST, ha impartido varios webinars dirigidos a los profesionales sanitarios para controlar esta afección inflamatoria a través de un abordaje multidisciplinar que sitúa al paciente y sus necesidades en el centro de la toma de decisiones.

Novedades en el tratamiento

El tratamiento del linfedema ha experimentado un avance importante en los últimos años. En el campo del diagnóstico y estudio del sistema linfático, se ha apostado por la utilización del escáner de verde indocianina, también conocido como PDE, la técnica linfo-resonancia o linfo-resonancia magnética para diagnosticar el linfedema y planificar la cirugía y la ecografía de alta definición.

"A nivel no quirúrgico, se empieza a ver mayor efectividad con una nutrición cetogénica o llamada también "Keto" la cual se centra en un aporte muy bajo o nulo de hidratos de carbono. Para ello siempre es necesario ponerse en contacto con algún dietista o nutricionista especializado", matiza el Dr. Ibáñez.

La obesidad es un factor de riesgo importante para el desarrollo del linfedema puesto que el peso adicional presiona demasiado a los ganglios linfáticos. Por ello, los pacientes deben incorporar el deporte en su estilo de vida.

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