Deshabituación tabáquica: cómo decir adiós al tabaco

Mantenerse sin fumar una vez finalizado el tratamiento es la etapa de mayor duración y la más importante

El tabaco es la primera causa de mortalidad y morbilidad que se puede evitar en nuestro país. Fumar contribuye a sufrir problemas de salud como son las enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer, que pueden requerir ingresos hospitalarios.

La llegada del año nuevo viene acompañada de buenos propósitos y dejar de fumar es uno de los más habituales y de los que más pueden contribuir a nuestro bienestar y la mejora de nuestra salud. Desde Nara Seguros, compañía de salud y vida, señalan que la deshabituación al tabaco es una terapia de ayuda para conseguir que el paciente consiga abandonar el consumo de tabaco por ser perjudicial para la salud.

El abordaje terapéutico de la persona fumadora incluye un conjunto de medidas no farmacológicas, como la información y consejo por parte de los profesionales que, además, deben hacer un seguimiento durante todo el proceso de dejar de fumar.

El tratamiento psicológico de manera individual o grupal es otra intervención terapéutica más intensiva y selectiva para aquellos pacientes que lo precisen, bien por sus características personales o por su estado de salud.

En qué consiste el programa de deshabituación tabáquica

El abandono del tabaco implica un esfuerzo personal que requiere tiempo y una firme decisión.

Cada fumador es diferente, su grado de adicción y motivaciones son distintos, así como su estado de salud y riesgos, por lo que cada programa debe adecuarse a las necesidades de cada paciente.

  • Un programa de deshabituación consiste en:
  • Consulta médica en la que un especialista en neumología realiza una valoración a través de la historia clínica, antecedentes familiares y estado de salud
  • Consulta de enfermería donde se realiza una serie de cuestionarios para conocer el grado de dependencia física a la nicotina y el grado de motivación para dejar de fumar
  • Espirometría para conocer el volumen de aire que son capaces de movilizar sus pulmones
  • Diagnóstico del grado de dependencia física al tabaco, a través del cálculo de paquetes fumados por año y de una medición del monóxido de carbono en el aire espirado
  • Seguimiento personalizado durante un año con el objetivo de apoyar y guiar al paciente en las diferentes etapas de la deshabituación, ver la evolución y las posibles recaídas
  • Dependiendo de la situación del paciente y su estado de salud, es posible que el médico recomiende un tratamiento farmacológico adicional al programa de deshabituación para reducir el síndrome de abstinencia que pueda aparecer.
  • En la actualidad existen una serie de fármacos que son muy efectivos para ayudar a dejar de fumar.

Tipos de tratamientos más efectivos

Los tratamientos farmacológicos para dejar el hábito tabáquico ayudan a controlar las ansias de fumar, evitan las recaídas y los síntomas de abstinencia. Además, funcionan bien si forman parte de un programa que debe incluir:

  • Decisión clara de dejar de fumar
  • Creación de un plan para ayudar en el abandono del tabaco
  • Apoyo médico y asesoramiento durante el proceso

Los tratamientos se dividen en dos grupos:

  • Terapia sustitutiva con nicotina: sustituye la nicotina del cigarrillo por las que aporta el chicle, parche, pastillas o inhaladores nasales, con la finalidad de minimizar los efectos del síndrome de abstinencia e ir rebajando la dosis de nicotina hasta la finalización del tratamiento
  • Tratamiento farmacológico sin nicotina: deben ser prescritos por un médico. Puede ser:
    • Bupropión, un antidepresivo muy eficaz para dejar de fumar.
    • Vareniclina, bloquea los efectos de la nicotina en el sistema nervioso disminuyendo el deseo de fumar

Qué hacer una vez terminado el tratamiento

Los expertos afirman que mantenerse sin fumar constituye la etapa final más prolongada e importante del proceso. Pueden surgir deseos inesperados de consumo meses e incluso años después de haber dejado el hábito. Para evitar recaídas, se dan una serie de recomendaciones habituales:

  • Recordar las razones por las que se dejó el hábito de fumar y los beneficios obtenidos tanto en la salud como en lo económico
  • Posponer la necesidad de encender un cigarrillo al menos 10 minutos. Este truco suele reprimir el deseo de fumar. Hay que mantenerse firme y no engañarse en que solo va a ser un cigarrillo y ya
  • Pedir a las personas de su alrededor que se abstengan de ofrecer cigarrillos
  • Recompensar: pensar que no es fácil tomar la decisión de no fumar y el dinero ahorrado se puede destinar a comprar algo que merezca la pena como un libro, ir a un restaurante, apuntarse a un gimnasio, etc.

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